Mayo 2020, la memoria comienza a activarse.
Historia del Cine Cosmos en pocas líneas.
De cuando tenía entre 8 y 9 años, allá por los sesenta, sentado comiendo un
rico helado en un palco de un primer
piso en una sala llamada en ese entonces Cine Teatro Cataluña , hasta el año
2004 en donde mi hijo menor muy atentamente ,también con 8 años, asistía a una
clase de la Historia del Cine en los que ya era la Sala 2 del Cine Cosmos , habían
transcurrido muchas transformaciones en la forma de ver cine.
Ese cine Cataluña de perfil popular, con programación de tres películas y
acto vivo, se había transformado en el cine Cosmos 70, gracias al 70mm y a la
visión de mi padre, luego en el Cosmos 1 y 2 y considerado como una de las
pocas salas de cine de culto o de las también llamadas salas de cine arte.
Mi padre tenía la convicción que para exhibir y distribuir cine comercial
siempre existían espacios, no así para todo el material de mucho contenido
artístico y humano y a su vez con pocas posibilidades comerciales. Si bien el
cine es entretenimiento y debía ser masivo, también debía mostrarse otro
material que eduque y trasmita valores.
Poco a poco, con mucho sacrificio dadas las condiciones económicas del país
y todos los cambios políticos, pero con la ayuda directa de directores,
productores, distribuidores independientes nacionales y extranjeros, más con el
apoyo indirecto pero eficaz de la prensa especializada y un publico ávido de
ver este material, pudimos subsistir hasta el año 2010.
Sin pensarlo poníamos en la práctica real lo que se denomina “la diversidad
cultural en el cine” y sin quererlo paso el Cine Cosmos a ser un “mito” en el
ideario popular.
En un principio todo aquel que quería ver películas de los países del este,
nos tenía como referente. Pero luego se fue incrementando con material de
Europa. Películas latinoamericanas que nadie se atrevía a exhibir, se daban en
el Cosmos. Y cuando comienza el primer cambio con la caída del Muro de Berlín y
escasea nuestro material de base, empiezo a estrenar comercialmente
documentales. Este material se mostraba exclusivamente en institutos de
cultura, sindicatos o facultades. Nunca se había probado hacerlo comercialmente
cobrando una entrada y fue un boom.
En el transcurso de esta historia fueron cerrando las salas independientes
a nivel nacional, como así también desaparecieron muchos de los distribuidores
que traían un material afín al nuestro. El público se volcó a los shoppings y
solo se ve lo que comercialmente tiene alguna posibilidad de ser redituable.
Igual el Cosmos sigue funcionando, ahora a cargo de la Universidad de
Buenos Aires, tratando de seguir con una línea de programación acorde a la
historia del cine, tarea que no le es nada sencilla, pero con otro respaldo
económico.
Hoy al igual que ayer, tenemos el orgullo de que cuando nos reconocen
dicen” mira ahí va el señor del Cosmos”.
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