La creatividad hace al éxito?
Digitalizar o digitar lo que vemos
En lo personal se me hace muy difícil ver cine en pantalla
chica solo o con pocos espectadores. Quizás con bastante nostalgia pienso ,como
mi padre ,que el cine es para verlo en pantalla grande y en salas de cine de
gran capacidad. Ir al cine es una ceremonia que involucra muchos factores.
Los tiempos y los avances de otras tecnologías hicieron que
las salas fueran más pequeñas al igual que sus pantallas. También disminuye
notablemente la cantidad de espectadores y paulatinamente desaparecen en
Argentina mas de 2500 cines en todo el país, otras se reconvierten en
multipantallas en los grandes centros urbanos, pero gran parte del país se
queda sin cines. Poco a poco va cambiando el sentido de ese acontecimiento
social.
Con el argumento que el formato del cine tradicional era
antieconómico y que iba ser más accesible, pasamos del fílmico a lo digital.
Gran error, ni las producciones bajaron los costos, el valor de la taquilla
para el espectador fue más cara y aún no sabemos que durabilidad ni en que
soporte, podremos dentro de 120 años, reproducir estos archivos como lo hacemos
con el fílmico.
Términos como OTT, VOD y UGC, que aclarando para todos
aquellos que no estábamos acostumbrados y desconocíamos su significado que,
corresponden a plataformas OTT (Over The Top) como Netflix, Flow y Amazon, de
las UGC (User Generated Content) como YouTube o Facebook y de las VOD (Video on
Demand), eran impensados en la industria cinematográfica y menos que por mucho
tiempo, pandemia por medio, sería el único contacto directo con los films.
Con todos estos cambios se produce otro factor, que para mí
es esencial, la falta de guiones que atraigan a aquellos espectadores que no
consumen solo cine de efectos y de mero esparcimiento visual.
Pero en la vida todo o casi todo tiene su compensación. En
nuestra sala dedicábamos un gran espacio al cine clásico. A grandes títulos y a
otros tantos que en su momento de estreno habían fracasado, por diversos
motivos, y los espectadores podían redescubrirlos. Si bien estos ciclos
tuvieron muchísimo éxito, siempre existió la critica que no se podía vivir del
pasado. Hoy, paradójicamente, casi todos esos clásicos se están viendo por las
plataformas en las cuales era impensable que se pudiera ver. Era un material que,
salvo la televisión pública, nadie quería exhibirlo.
Otro gran mérito, en los años de oro del cine y que duro
casi hasta los 90, era la forma de publicitar las películas. Desde elegir un título,
que no siempre era la traducción literal del original, hasta la creatividad del
diseño de los afiches y las campañas publicitarias. Había que valerse de todos
los artilugios disponibles para llamar la atención sobre un material que no era
comercial, con directores y actores completamente desconocidos y con temáticas
que no siempre eran bien acogidas por las autoridades que se ocupaban de
censurar todo aquello con lo que no acordaban política o moralmente.
Un dato de color que empezó a burlar la censura se dio en el
Cine Mundial en 1941 que pasaban obras de Chaplin. Si bien “El gran dictador”
había sido prohibida en 1940, se promocionaba “El gran dictador del buen
humor" que era simplemente el título que idearon para difundir las vistas
de Carlitos Chaplin en esos días a Buenos Aires. “El gran dictador” finalmente se
estrenó en 1945.
Si bien se contaba con agencias de publicidad que tenían
creativos de mucha calidad, el resto de la difusión se hacía muy adverso. En
nuestro caso, muchas veces se utilizaban los afiches que se confeccionaban en
el país de origen, que tenían una calidad que era imposible de replicar. En
otros se tenía la colaboración local de dibujantes famosos que hacían del
diseño original una obra de arte. Uno de ellos, que fue el más creativo y prestigioso,
se llamó Osvaldo Mario Venturi (1911-1989), que inició su labor en 1934 al
crear, a pedido de la empresa Argentina Sono Film, un boceto para la
película Riachuelo.
Es de esperar que el cine se reinvente y recupere parte de
lo perdido. En él mientras tanto seguiremos en la lucha de formar nuevos
espectadores que se irán nutriendo del material que consuman en las nuevas
plataformas.
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