¡YA VENDRÁN TIEMPOS MEJORES!

 

Una de las frases más utilizadas cuando todo viene mal es “¡ya vendrán tiempos mejores!”. Puede servir tanto para que alguien te consuele, como para que tú mismo lo hagas. Pero ¿es una buena estrategia pensar en que las cosas mejorarán? Pues no, lo cierto es que no funciona así. Entendámonos: como una forma momentánea de animarnos, puede que sirva, pero definitivamente como estrategia, no.

El refrán “No hay mal que dure cien años” significa que todas las cosas que nos ocurren en la vida, incluso aquellas cosas malas que creemos que van a durar para siempre, tarde o temprano se terminan con el paso del tiempo.

Recuerdo que ambas frases las repetían mis padres desde que tengo memoria y trataban de trasmitir la esperanza de un mundo mejor. Lamentablemente pasaron muchos años y poco y nada cambio. Nunca pensaron que, con el tiempo y diferentes matices, ni a la izquierda o a la derecha les interesaba la cultura y en eso era lo único en lo que estaban de acuerdo.

La gente suele mostrar preocupación e interés por muchos sectores antes que la cultura, situada por lo general en el fondo del pozo y esto no tiene que ver con la pandemia. Lo que pasa es que, de alguna forma, las administraciones se dejan contaminar por esta percepción.

Cada uno se acerca a la cultura como quiere o como puede. Si lo que queremos es que la gente se acerque a ciertos aspectos de la cultura, la escuela y la enseñanza tienen un trabajo enorme. Pero conozco gente maravillosa, profesionales de la medicina o directores de empresa, a la que no le he oído en la vida hablar de un concierto, de una exposición o de un libro. Y cuando les hablas de pintura o de escultura, saben muy poco, pero tampoco les molesta, no tienen ningún complejo. En esto también creo que hay que dar la oportunidad a todo el mundo de tener acceso a la cultura, por supuesto, pero hay gente a la que esto no le interesa y no veo por qué obligarla que sus placeres sean los que nos convienen a nosotros.

Es de vital importancia integrar la política cultural en la política educativa, algo que permitiría fomentar la apreciación, el conocimiento y el hábito del consumo cultural desde una edad temprana. La batalla hoy también es contra las pantallas de los teléfonos, contra el consumo a la carta en el sofá, y puede que a la larga esos mismos dispositivos acaben generando un cierto hartazgo y el público demande experiencias únicas y en vivo. Lo importante será entonces que quede algún cine o teatro abierto y que la oferta pueda saciar sus ansias.

Hay muchos sectores de la cultura que sin las instituciones y sin políticas públicas eficientes no pueden sobrevivir, como el teatro o la ópera.  El abandono del cine a su suerte, por la falta de ayudas, y no me estoy refiriendo sólo a las económicas, convierte en una aventura de alto riesgo la producción de una película.

Permitir que las salas de cine hayan desaparecido del centro de la mayoría de las ciudades, transfiriendo la exhibición de películas a los grandes centros comerciales, que sólo entienden el cine como un negocio rendido a los intereses pecuniarios de las multinacionales de la producción cinematográfica. El abandono de las nuevas iniciativas artísticas y culturales que están reduciendo las vanguardias y las nuevas ideas a una mera transacción económica, sujetas a las leyes del mercado. La ausencia de una política de promoción de la lectura, como un vínculo colectivo entre las personas y las ideas y una forma de elevar el nivel cultural de la sociedad, son todos factores para tener en cuenta si queremos mejorar.

Si no nos enteramos de lo que leemos es porque nos hemos instalado en el consumo fácil de la cultura, la que nos dan masticada en los medios de comunicación audiovisuales. De ahí que se lea poco, y por tanto la prensa y los libros estén instalados en una profunda crisis, de la que no se ve el final.

La falta de promoción de la cultura nos convertirá en una sociedad de analfabetos funcionales, en pleno siglo XXI. Quizá sea ese el interés, convertirnos en una sociedad de burros con orejeras, para que el pensamiento crítico, que da un buen nivel cultural, quede aplastado por nuestra ignorancia.

 

BETTER TIMES WILL COME!

One of the most used phrases when everything goes wrong is "better times will come!" It can be used both for someone to comfort you, and for you to do it yourself. But is it a good strategy to think that things will get better? Well, no, the truth is that it does not work like that. Let's understand each other: as a momentary way to cheer us up, it may work, but definitely not as a strategy.

The saying "There is no evil that lasts a hundred years" means that all the things that happen to us in life, even those bad things that we think will last forever, sooner or later end with the passage of time.

I remember that both phrases were repeated by my parents for as long as I can remember and they tried to convey the hope of a better world. Unfortunately, many years have passed and little or nothing has changed. They never thought that, over time and different nuances, neither the left nor the right were interested in culture and that was the only thing they agreed on.

People tend to show concern and interest in many sectors before culture, which is generally located at the bottom of the well, and this has nothing to do with the pandemic. What happens is that, somehow, administrations allow themselves to be contaminated by this perception.

Each one approaches the culture as he wants or as he can. If what we want is for people to get closer to certain aspects of the culture, schools and teaching have a huge job to do. But I know wonderful people, medical professionals or company directors, whom I have never heard in my life talk about a concert, an exhibition or a book. And when you talk to them about painting or sculpture, they know very little, but it doesn't bother them either, they don't have any complexes. In this I also believe that we must give everyone the opportunity to have access to culture, of course, but there are people who are not interested in this and I do not see why they should be forced to let their pleasures be those that suit us.

It is of vital importance to integrate cultural policy into educational policy, something that would allow promoting appreciation, knowledge and the habit of cultural consumption from an early age. The battle today is also against phone screens, against à la carte consumption on the sofa, and in the long run these same devices may end up generating a certain weariness and the public will demand unique and live experiences. The important thing will then be that there is a cinema or theater open and that the offer can satisfy your cravings.

There are many sectors of culture that cannot survive without institutions and efficient public policies, such as theater or opera. The abandonment of cinema to its fate, due to the lack of aid, and I am not referring only to economic aid, makes the production of a film a high-risk adventure.

Allow movie theaters to have disappeared from the center of most cities, transferring the exhibition of films to large shopping centers, which only understand the cinema as a business surrendered to the pecuniary interests of the multinationals of film production. The abandonment of the new artistic and cultural initiatives that are reducing the avant-garde and new ideas to a mere economic transaction, subject to the laws of the market. The absence of a policy to promote reading, as a collective link between people and ideas and a way to raise the cultural level of society, are all factors to take into account if we want to improve.

If we are not aware of what we read, it is because we have installed ourselves in the easy consumption of culture, the one that we are chewed up in the audiovisual media. Hence, little is read, and therefore the press and books are installed in a deep crisis, of which the end is not in sight.

The lack of promotion of culture will make us a society of functional illiterates, in the XXI century. Perhaps that is the interest, to become a society of donkeys with earmuffs, so that critical thinking, which gives a good cultural level, is crushed by our ignorance.