“SIN MAGIA,NO HAY ARTE”.

 

“Sin magia, no hay arte. Sin el arte, no hay idealismo. Sin idealismo, no hay integridad. Sin integridad, no queda más que la mera producción.” Raymond Chandler(1888-1959)

Es curioso que a pesar de haber pasado tantos años de esta reflexión, de Raymond Chandler, continúe más vigente que nunca.

La cicatriz que dejan las pandemias tiene que ver con un momento de duelo: no sólo por la pérdida de personas que conocemos, que murieron, o por la pérdida de nuestra salud, sino también por la pérdida de una forma de vida. Nos aflige no poder comer con nuestros amigos, no poder ir al cine y tenemos que aceptar esa realidad desagradable.

La generación de mis padres estuvo marcada por distintos acontecimientos. No solo en su gran mayoría inmigrantes que venían escapando de las miserias producidas por las guerras, la hambruna existente en sus países y diferentes pandemias como la viruela y la gripe española, asolaban sin tener la posibilidad de combatirlas con los medios que contamos ahora.

Con todo ese panorama sombrío se abrieron camino en un mundo hostil, gracias al idealismo que vivía dentro de ellos.

Siempre recuerdo que cuando éramos muy chicos y los tiempos económicos no eran favorables dado que por el material que distribuíamos, la persecución política y la censura eran los motivos que nos acosaban permanentemente, mi madre siempre tenía a flor de labios la frase: “No se preocupen ya vendrán tiempos mejores, no debemos bajar los brazos”. Eso era porque ellos venían de conocer la cara de la miseria, la represión y la muerte.

Mas de una vez en la niñez y comienzo de la adolescencia pensé porque no distribuíamos un material comercial y hacíamos una vida normal como tantos otros. La respuesta me la fue dando el tiempo con la realidad y el conocimiento adquirido hasta ese momento.

Ya entrado en años experimenté el sufrimiento que representa el arte cuando es mera producción y comencé a vivir la decadencia de la actividad cinematográfica. Hablo de esta actividad porque es a la que me dedique por más de cincuenta años, no en lo creativo sino en su difusión y comercialización. Es de suponer que en las demás disciplinas artísticas ocurrió algo similar.

Nos ganó la desidia, el consumismo, quizás también el cansancio o simplemente la ambición. En este trayecto vi a muchos que, defendían y proclamaban por un cine con contenidos, ante el primer éxito económico cambiar y dedicarse exclusivamente a lo meramente comercial. También fui testigo como otros tantos, desaparecieron del negocio totalmente fundidos por seguir luchando por sus ideales. Muy pocas veces vi al estado comprometido con políticas culturales, fortaleciendo a aquellos que veían la actividad no solo como un mero entretenimiento.

Hace tiempo que deje de preguntarme porque no existe una cadena de cine-arte en la Argentina o en muchos países de América Latina, como hay en Europa. Quizás la respuesta la tengo desde el año 2006 cuando un gobierno democrático me clausuro la sala. Así lo reflejaba el diario LA NACION en esa época :” Inspectores municipales del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires clausuraron anteanoche el cine Cosmos, ubicado en Corrientes 2046, según informaron a Luis Vainikoff, su propietario, por carecer del correspondiente permiso de habilitación. En esa sala debía estrenarse hoy el film turco Gallípoli , de Torga Ornek, cuya presentación quedó cancelada. El Cosmos es una de las más antiguas y prestigiosas salas de arte que, inaugurada en 1929 por Argentino Vainikoff, padre del actual dueño, programó siempre films de gran calidad estética y alejados de los habituales circuitos comerciales y distribuyó, como Artkino Pictures, producciones de Rusia, de la República Checa, de Brasil y de una enorme diversidad de países, además de programar ciclos de indudable jerarquía.”

Luego de tres días me dijeron que era un error, por no decir un horror.

Hoy, pandemia de por medio y debido a que soy muy desconfiado, dado que hay muchos intereses económicos de por medio, no sé de las escasas salas independientes existentes cual podrá abrir sus puertas.

“Without magic, there is no art. Without art, there is no idealism. Without idealism, there is no integrity. Without integrity, nothing remains but mere production. " Raymond Chandler (1888-1959)

It is curious that despite having spent so many years of this reflection, by Raymond Chandler, it continues to be more relevant than ever.

The scar left by pandemics has to do with a moment of mourning: not only for the loss of people we know, who died, or for the loss of our health, but also for the loss of a way of life. We are saddened by not being able to eat with our friends, not being able to go to the movies, and we have to accept that unpleasant reality.

My parents' generation was marked by different events. Not only the vast majority of immigrants who had been escaping the miseries produced by the wars, the famine in their countries and different pandemics such as smallpox and the Spanish flu, ravaged without having the possibility of fighting them with the means that we have now.

With all that bleak outlook, they made their way into a hostile world, thanks to the idealism that lived within them.

I always remember that when we were very young and economic times were not favorable given that due to the material we distributed, political persecution and censorship were the reasons that permanently harassed us, my mother always had the phrase on her lips: worry, better times will come, we must not lower our arms ”. That was because they came from knowing the face of misery, repression and death.

More than once in childhood and early adolescence I thought why we did not distribute commercial material and we led a normal life like so many others. The answer was given to me over time with reality and the knowledge acquired up to that moment.

 

Already in my years, I experienced the suffering that art represents when it is mere production and I began to experience the decline of cinematographic activity. I speak of this activity because it is what I dedicated myself to for more than fifty years, not in the creative but in its dissemination and commercialization. Presumably something similar happened in the other artistic disciplines.

Laziness, consumerism, perhaps also tiredness or simply ambition won us over. On this journey I saw many who, defended and proclaimed for a cinema with content, before the first economic success change and dedicate themselves exclusively to the purely commercial. I also witnessed like many others, they disappeared from the business totally fused to continue fighting for their ideals. Very rarely did I see the state engaged in cultural policies, empowering those who saw the activity not just as mere entertainment.

It has been a long time since I stopped wondering why there is no art-cinema chain in Argentina or in many Latin American countries, as there is in Europe. Perhaps I have had the answer since 2006 when a democratic government closed the room for me. This was reflected in the newspaper LA NACION at that time: ”Municipal inspectors of the government of the Autonomous City of Buenos Aires closed the Cosmos cinema, located in Corrientes 2046, the night before last, according to Luis Vainikoff, its owner, for lacking the corresponding authorization permit . In that room the Turkish film Gallipoli, by Torga Ornek, whose presentation was canceled was due to premiere today. El Cosmos is one of the oldest and most prestigious art galleries that, opened in 1929 by Argentino Vainikoff, father of the current owner, always programmed films of great aesthetic quality and far from the usual commercial circuits and distributed, like Artkino Pictures, productions of Russia, the Czech Republic, Brazil and a huge diversity of countries, in addition to programming cycles of undoubted hierarchy. "

After three days they told me it was a mistake, not to say a horror.

Today, a pandemic in between and because I am very distrustful, given that there are many economic interests involved, I do not know of the few existing independent rooms that will be able to open their doors.